La verdad

Por Miranda Trujillo Ramos, alumna de Filosofía, 1º de Bachillerato 

La verdad es una palabra con un significado difícil de entender para los humanos por el simple hecho de que es a la vez algo concreto y abstracto. Todos vemos que este concepto se encuentra muy relacionado con la realidad. Además, podríamos decir que la verdad es la capacidad de ver la realidad escondida u oculta en las situaciones de la vida. Sin embargo, aquí, en esta definición, que parte de un punto en común, es donde las personas comienzan a discrepar. 

Para muchos, no es más que algo abstracto, subjetivo y totalmente dispuesto a interpretación personal. Es habitual que nuestras ideologías no coincidan con las de otros, como tampoco lo son nuestros razonamientos, sino modelos de vida. Eso que nosotros podemos afirmar con total certeza, a otros puede resultarles unas gran mentira. Podemos afirmar algo que para nosotros es verdadero, pero que en realidad es una falsedad. No obstante, al no ser conscientes de ello no se considera una mentira, sino un fallo, todos erramos. 

Además, toda verdad está sujeta a un contexto. Moviéndonos en diferentes ámbitos de la vida e incluso de la ciencia, una gran verdad podría convertirse en una gran mentira. Esto lo podemos contemplar en la historia cuando ciertas teorías fueron propuestas como verdaderas y hoy en día podemos refutarlas. ¿Cómo se identifica una verdad? Pues, se utilizan varios criterios. Primero, quizás el más innato en la mente humana, la evidencia. Se basa en la capacidad de argumentar y sobre todo dar pruebas de una idea o hipótesis. Algunas teorías y algunos filósofos ven este criterio como el imprescindible y como la única manera de poder afirmar que una verdad realmente lo es.

En segundo lugar, se sitúa la autoridad. Toda la verdad nace de una reflexión y conocimiento. Es muy probable que acudamos a personas especialistas o de fiar, para el área que estamos tratando. Cuando este punto flojea, no llegamos a alcanzar la verdad, sino que nos quedamos en una simple opinión o creencia, ya que no podemos afirmar la idea con total certeza de que sea cierta. Últimamente, se presentan las tradiciones o ideologías. De aquí sale la que se podría considerar con la idea principal de las teorías pragmatistas. Algunas afirmaciones sobre la realidad nacen de unas ideas que nos implanta la sociedad, cultura o incluso el ambiente que nos rodea. En muchos casos, parte de esa idea es verdadera y parte de ella no. Por ejemplo, la afirmación de que el jugo de naranja contiene mucha Vitamina C.  Esto es una realidad, no obstante, si buscamos algo más de conocimiento, descubriremos que otros productos como el pimiento contienen incluso más. Por lo tanto demostramos que realmente no contiene tantos beneficios como piensan la gran mayoría de personas, si lo comparamos con otras verdades. Esto también implica que para encontrar una verdad absoluta, la cual existe en realidad, nuestra tarea sería reunir todas las verdades, utilizando los criterios antes mencionados.Por otro lado, otra idea a tener en cuenta sería que la verdad es la correlación entre lo que pensamos y sentimos con la realidad. Otra vez, ejemplizo con una situación. Si afirmamos que está lloviendo y observamos que en efecto lo está, eso quiere decir que es una verdad. Es cierto que no siempre es fácil demostrarlo y además en ocasiones, no podemos clasificar entre la verdad y la mentira porque simplemente “se queda a medio camino”. 

Veremos, el pasado, presente y futuro construirán la verdad

Finalmente, de alguna manera, una verdad debe estar respaldada utilizando sus criterios para considerarse como tal. Siempre teniendo en cuenta que nuestra verdad será muy diferente a la de otros dependiendo de varios factores, como lo es la ideología. Lo que podemos asegurar es que si la verdad nace y se construye desde el conocimiento; si conocemos todas las verdades existentes y las reunimos, formaremos la verdad absoluta. Veremos, el pasado, presente y futuro construirán la verdad.