«La Garza y la Violeta», una lectura del inolvidable Rafael Arozarena, con la llegada de abril «El mes del libro»

Por Saúl Hernández, alumno de 3º ESO-B

Nos acercamos al «Día del Libro», en nuestro Colegio le dedicamos casi un mes, aunque leemos todo el año, y yo quiero hacerle ya este pequeño homenaje.

En una isla del Archipiélago Canario vive Víctor -el protagonista de esta novela que te presento- en una humilde finquita familiar. Allí transcurren los días y días de la vida de este chico, junto a su padre y abuela. Su madre falleció debido a una avalancha de nieve. Así comienza la trama inicial de esta lectura, «La Garza y la Violeta», a la que me acerqué desde la biblioteca de mi Colegio.

El autor de «La Garza y la Violeta» es Rafael Arozarena. Este libro llegó a mis manos, porque en una conversación con uno de mis profesores de Lengua me presentó a este autor. Arozarena, Rafa, como quienes le conocieron de cerca lo llaman, creó con otros autores, entre los que está el inolvidable poeta tinerfeño Isaac de Vega, creó un grupo literario, una auténtica generación, denominada «Fetasa». Mi profesor me comentó que los minutos que pasabas con Rafa eran años en la vida de cualquiera, era momentos interminables, llenos de pasión por la palabra y la vida, y situaciones que perviven en la mente de todos los que tuvieron una oportunidad de intercambiar algo con Rafael Arozarena.

Todo eso me llamó la atención y me dispuse a leer esta novela. Confieso que no soy un gran lector, pero saben, «lo leí y soy feliz por ello». Vi la cara de mi profesor y eso también me hizo sentir bien. Su rostro eran sonriente, cuando le dije que había terminado de leer la novela. Lo aseguro, «la concluí en una semana». Reitero, algo poco habitual en mí. Pero sigamos señalando aspectos del argumento de esta novela: Víctor está enamorado de Maggie, su compañera de clase. Una situación negativa fue que la finca de Víctor fue demolida y se tuvo que marchar a vivir con su padre y su abuela a un pequeño piso que había comprado su padre. La vida de Víctor está repleta de situaciones tristes y complicaciones. Esto te enseña que la vida, a pesar de sus dificultades es una poesía tras otra. Es un verso a verso, que merece la pena vivir.

Y la historia sigue, Víctor cuando llega al piso, decide ir a ver a su tía Ambrosina que trabajaba como cocinera en la casa de la tía de Maggie -la sobrina de la señora Milton, de la que Víctor está enamorado-. Todo se mueve en torno a que, entre otras cosas, la tía de Maggie, la señora Milton, era especialmente conocida porque era tenista, y una gran jugadora inglesa. Ella enseñó a jugar a Víctor.

Un día Maggie le dijo a Víctor que fuera a la gran Montaña de Cristal, para coger una violeta, ya que era una flor única en la isla. Así, basándose en todas las pequeñas leyendas de la Montaña de Cristal, Víctor se negó a subir hasta ella. Pero por el enfado de Maggie, al final cambió de idea y subió.

Como señalan en una crítica que he leído sobre este libro: «El aula de Ciencias era algo así como un paraíso donde Víctor gozaba dejando volar su imaginación entre las colecciones de objetos y animales curiosos que se mostraban en las grandes vitrinas. Sentía predilección por la garza blanca, un precioso ejemplar de lar-gas patas y cuello fino. Víctor tenía otro motivo para sentirse contento en su pupitre. A su lado se sentaba Maggie, una niña pelirroja de ojos verdes, pequeños y brillantes como dos piedrecitas de olivino. El primer día de clase, Víctor sufrió una profunda decepción al contemplar que el asiento de su compañera estaba vacío. «Maggie», la palabra que Víctor había grabado con su cortaplumas en los troncos del bosque de laureles que coronan el valle, en las lajas de lava del barranco, en las amplias hojas de las plataneras. Y éste es el comienzo de una hermosa historia que no desdeña los sueños ni la savia imborrable del mundo real…».

Te invito a que lo leas, porque con Rafael Arozarena, como me contó mi profesor de Lengua, «no sabes si la literatura es literatura, si las leyendas son leyendas, porque todo puede ser verdad, con Rafael Arozarena». Lee «La Garza y la Violeta», te lo recomiendo.