Conoce «El Metaverso»

Por Nicolás de la Rosa / 1º de Bachillerato

El metaverso, ese universo paralelo en el que nos podemos sumergir y soñar despiertos. Un universo única y exclusivamente creador por y para nosotros. Esto nos hace pensar en qué podríamos llegar a crear dentro de unos 100 años o qué han podido crear otras civilizaciones más avanzadas que nosotros.

Aunque antes de entrar de lleno en este tema, tenemos unas preguntas que hacernos: ¿Qué es el metaverso? ¿Es algo malo o bueno? ¿Cómo hemos llegado hasta el punto de crear nuestro propio universo? ¿Nosotros podríamos ser ese metaverso?

El metaverso es un universo creado por la humanidad y diseñado simplemente para sumergirnos en una experiencia multisensorial e inmersiva. Aunque este “cosmos” artificial todavía sea más un concepto que un universo como tal, a medida que los años vayan pasando, irá evolucionando.

El metaverso es capaz de sacar lo mejor de cada uno de nosotros, nos estimula y reta de maneras nunca vistas antes por la humanidad, ya que nuestro cerebro no ha evolucionado lo suficiente como para entender del todo lo que hemos creado. Sin embargo, de igual forma, también puede dejarnos cosas realmente malas, puesto que al haber creado un universo artificial de la nada, primero puede hacernos replantear toda nuestra existencia como parte de un origen totalmente natural, aleatorio y arbitrario, además de crear en nosotros una sensación totalmente falsa sobre nuestro papel y nuestra importancia en el cosmos. Todo esto debido a que puede hacernos sentir “inmortales”, “omnipresentes” y “omniscientes”.

Hace cinco millones de años, cuando todavía nos estábamos formando y evolucionando, recogíamos piedras y las lanzábamos contra nuestros depredadores para sobrevivir. Hoy en día hemos, conseguido crear un firmamento entero meramente por diversión y entretenimiento. Esto significa que la humanidad tiene una ambición y curiosidad casi inimaginable por el origen del cosmos y sus secretos. Al mismo tiempo queremos sentirnos importantes, omnipresentes y omniscientes. Por eso, el simple hecho de crear un universo que podemos controlar nos hace sentir bien.

Nos preocupamos por cosas efímeras, cosas que para el cosmos pasan volando, y sin ninguna repercusión en él. Hasta hace 500 años creíamos que nosotros éramos el centro del universo. Nos preocupábamos y acusábamos a personas que decían lo contrario. Hoy en día se sabe que, efectivamente, la tierra gira alrededor del sol y esas preocupaciones que teníamos hace 500 años, en este milenio, para nosotros en la actualidad, son cosas sin importancia y efímeras. Ahora, extrapolémoslo al cosmos. Para él, ni siquiera la tierra tiene relevancia y es en esta era cuando nos hemos dado cuenta de ello. Somos una mota de polvo en la inmensidad del espacio, cada segundo. En todo el universo se crean y se destruyen planetas como el nuestro sin ningún tipo de consecuencia directa para el cosmos, ya que este está en un perfecto equilibrio que nosotros no somos capaces de comprender. Los científicos dicen que el origen del universo se debió a una explosión llamada Big Bang, pero y si no fue así. El universo en el que existimos podría haber sido creado tal y como nosotros hemos creado el metaverso. Podemos ser simplemente un avance tecnológico de otra civilización que por alguna razón se les fue de las manos o ser personas de otra civilización que se conectan a este universo, y al cabo de un rato se marchan, dejándonos a nosotros a nuestro libre albedrío.

Las preguntas que nos hacemos acerca del firmamento son muy poco profundas como para poder llegar a comprender del todo lo que estamos viviendo, al mismo tiempo que las personas tienen una falsa sensación de superioridad, y creen que son capaces de entender y cambiar todo. El metaverso es el reflejo de ello, es el reflejo de esa sensación de preponderancia, de esa ambición por llegar a nuevas cotas, y sobre todo, por ese afán de descubrir tanto lo conocido, como lo desconocido, llegando hasta el punto de crear nuestro propio universo moldeable.