Y sigue la Guerra de Siria

Por Mario Simón González, alumno de Filosofía, 1º de Bachillerato

La Guerra de Siria, un conflicto, que preocupó a la población mundial y que hoy en día ha sido llevado al olvido. Todo comienza a mediados del año 2011, una serie de acontecimientos ideológicos despiertan en Siria, diversos levantamientos radicalistas que generaron un gran conflicto humanitario.

Las políticas interiores de cada país pueden ser consideradas como un elemento muy complicado. A cada líder mundial se le puede presuponer con capacidad de organización y destreza para mejorar las situaciones de un país como Siria. El choque cultural y las políticas de intervención exteriores generan este tipo de movimientos. Y muy lejos de justificar las terribles masacres e intereses, propongo que ofrezcamos una nueva verdad sobre este tema.

Gobiernos legítimos a ese país en las anteriores décadas se han dedicado a provecharse de la corrupción al frente de generaciones y generaciones para conseguir recursos a mejor precio, bienes que nosotros usamos todos los días, y mientras quienes vivimos a este lado del globo terráqueo disfrutamos de ellos, al otro lado quienes los construyen o fabrican mueren explotados.

Esta guerra además de un conflicto de religiones, que lo es, también ha originado un problema de administración y política de exterior. Ahora afrontamos las consecuencias de una guerra, y seguimos observando, años después desde su inicio, como miles y miles de personas luchan por salir con vida y velan por la entrada en Europa.

Siete insufribles años, malvividos por los sirios que han huido, o quienes malviven en este territorio, y todavía hay países que rechazan a los migrantes. Nuestros gobernantes luchan por su integridad y su interés, por el suyo propio, olvidando las necesidades de los sirios. Toca hacer un llamamiento a la ONU y al resto de países para sancionar este tipo de acciones y llevar una política conjunta en la que todos de un modo u otro salgamos beneficiados.