La verdad: santidad

Por Miranda Trujillo Ramos, alumna de Filosofía, 1º de Bachillerato

Consideramos que hay hechos y objetos que son verdaderos. Por lo tanto, depende en su totalidad de la idea que nos hacemos de ellos. Se podría definir como el «ajuste» del pensamiento a la realidad. No obstante, lo más admirable de este concepto no es en sí su definición, sino la lucha que siempre ha existido por parte de los seres  humanos para encontrarla. En algunos casos para algunas personas, esta no es un propósito, sino quizás una misión. Un gran ejemplo son los santos. Aquellos que «viven por los demás», que vencieron el egoísmo, la mentira, y que perdonaron siempre. Santidad es tener conciencia efectiva de ser hijo de Dios. Muchos de los que afirman buscar el sentido de la religión en la Biblia, sin embargo dicen que la verdad absoluta es inalcanzable. La palabra «verdad» aparece escrita en múltiples ocasiones en los textos bíblicos. Es más, Jesucristo afirmó que conoceremos la verdad y esta nos liberará. Además citó: «Los verdaderos oradores adorarán al Padre por el Espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren. Dios es un Espíritu y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad».

Con este sentido de vida, los santos tienen como pilar básico de sus acciones el amor por la verdad, aplicándolo no solo a Dios, sino sobretodo a los que los rodean en su día a día, a los seres humanos, a los seres palpables. Por la práctica de ese compromiso, intentan abolir las situaciones de injusticia, luchando por construir una sociedad nueva, buscando una vida más humana y digna.

Constatando todo esto, tenemos a Tomás de Aquino, teólogo y filósofo católico. Santo Tomás trató, entre otros temas, el de la verdad. La entendía como algo indivisible, afirmando que todo ser tiene un ente y esencia, así como que la razón de la verdad es la adecuación del objeto y el entendimiento. La verdad tiene fin y es la perfección del conocimiento del hombre. Se refiere a la verdad que es perfecta, «verdad divina», relacionada con la unión de Dios a través de ella. Asimismo, aporta que el conocimiento de la verdad tiene una dimensión moral. Es decir, que puede ser bueno o malo, ya que cabe un uso perverso del conocimiento de lo verdadero.

En el mismo sentido, San Agustín decía que el encuentro del hombre con Dios se produce en el amor. Dios es concebido como verdad en el patrón del idealismo platónico. Solo situándose en el seno de la verdad puede el hombre acercarse a su propia esencia.

La verdad juega un papel importante en nuestra vida. Como también hemos visto, ha significado mucho en la vida de los Santos. Ellos tienen a Dios como modelo y pretenden ser un ejemplo para todos nosotros, mostrando y divulgando la verdad de la fe cristiana. Lo hacen ayudando a todos, cristianos, y no cristianos, teniendo una vida ejemplar y virtuosa, amando verdaderamente.