«La realidad, es un concepto relativo, variable y cuestionable en un tiempo indefinido», por Iriome Reyes Castañeda

Fotografía de Daniel Yanes, que participó en la V Olimpiada Filosófica de Canarias, 2017-2018.

Por Iriome Reyes Castañeda, alumna de 1º de Bachillerato-Filosofía

La realidad y apariencia son términos demasiado complejos de explicar y entender, “cada persona es un mundo”. Lo que hoy se afirma como una realidad incuestionable para el ser humano, en un futuro cercano, puede ser totalmente lo contrario. La apariencia es la percepción que tiene cada cual para observar objetos, conceptos, situaciones…

Si nos dedicamos a contemplar el firmamento en esta noche despejada, vemos, en realidad, miles de puntos luminosos. Sin embargo, si la observamos mañana, quizás habrían dejado de existir muchas de esas estrellas y se habrían formado otras nuevas cuya luz nos ha llegado o nos ha dejado de llegar. Pues es una realidad cambiante continua. Aparentemente, al mirarlas todas las noches nos resulta que nada se ha modificado, nada más lejos de la realidad.

En el ámbito de la medicina y relativo a la ciencia, se han descubierto o creado dispositivos para mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Se presenta como una realidad tangible, puesto que gracias a los conocimientos actuales hemos podido curar o sobrellevar ciertas enfermedades.

Eso no implica que mañana se pueda demostrar que estos adelantos han quedado obsoletos, gracias a los estudios y avances en todos los campos de la ciencia como la genética, biología molecular, citología…, eliminando los efectos secundarios y contraproducentes que podrían haber tenido los métodos previamente expuestos.

Por lo tanto, la realidad, es un concepto relativo, variable y cuestionable en un tiempo indefinido.

Uno de los defectos despreciables del ser humano es el presumir, alardear y aparentar lo que no se es o de lo que se carece por lo que genera el rechazo de gran parte de la sociedad. La autenticidad consiste en comportarse cada uno como realmente es, sin aparentar lo contrario. Esto, además, sería un engaño que la propia realidad se encargaría de descubrir rápida y fácilmente con las consecuencias que lleva aparejadas en la vida cotidiana de las personas que han practicado esa forma de comportamiento. Existen dos tipos de apariencia, una que refuerza la realidad, “además de ser honrada tiene que parecerlo”, y otra que la contrapone distinguiendo lo real de lo aparente “no es oro todo lo que reluce”, puesto que la sabiduría popular sitúa siempre a cada uno en su lugar correspondiente.

En conclusión, la realidad es un concepto cambiante en el espacio-tiempo que atribuye cierta fiabilidad en todos los órdenes de la existencia. Y, la apariencia, puede usarse para apoyar una realidad o contraponer a la misma.