La muerte
Por Alejandro Santos Cabrera, alumno de Filosofía, 1º de Bachillerato
La muerte es el concepto más básico y simple jamás creado por la humanidad, por la naturaleza. Tanto así, que explicarla se hace complicadísimo en un sentido objetivo, y es que los sentimientos humanos no paran de interferir. Si dejamos a un lado la subjetividad, la definición no va más allá de una sencilla oración “LA MUERTE ES LA CESACIÓN DE LA VIDA”. Claro que para comprender esto, primero tenemos que especificar nuestro concepto de vida. Cualquier organismo orgánico que se nutra, crezca y perezca por sí mismo es en su dictamen un ser vivo. Pero además no debemos olvidar que todos ellos presentan la unidad de cuerpo y alma. Sin embargo, proponemos el concepto de alma no siendo más que la capacidad de racionalización de la información, también denominada conciencia. En su ausencia el cuerpo es un simple resto de materia orgánica.
Ahora, si bien entendemos el motivo por el que se da nuestro objetivo de disertación, podemos comentar el concepto que nos concierne. La muerte. No nos engañemos, esto es un tema de lo más frecuentado, sobre todo en el campo de la filosofía, por una sencilla razón. El misterio, el interrogante que detrás se oculta, en el hipotético caso de que haya en efecto algo más, ha sido objeto de múltiples teorías. Y es que el miedo al que se enfrenta la raza humana al desconocimiento, es fácilmente manipulable en pos de cualquier fin.
Dejando a un lado la subjetividad y los sentimientos humanos, permítanme desvelar la realidad que tanto temor causa. Después de la muerte, termina la conciencia, y lo orgánico recorre su ciclo hacia la putrefacción. Al final esto nos espera a todos, pero como todo en esta vida, o en nuestra muerte, la clave es disfrutar de cada instante, lo que hará única nuestra existencia. El refugio en ilusiones basadas en el consuelo de un inevitable hecho, ni cambian los factores ni nos ayudan a superar nuestros temores.