Especial Crisis Coronavirus

«Hoy he oído a mi madre llorar», por Ulises Martín Melián, alumno de 3º ESO-A

 

Hoy he oído a mi madre llorar.

Mi madre muy pocas veces muestra sus sentimientos abiertamente.

Mi madre es fuerte, es rígida, es una coraza.

La última vez que vi a mi madre llorar tenía como siete años.

Mi madre no llora.

O eso creía.

Que me echaba de menos, me dijo.

Porque lleva una semana sin verme.

Porque estoy encerrado en mi casa.

En mi otra casa.

Porque fuera hay un virus que está colapsando el planeta.

Porque si salgo me puedo contagiar.

O puedo contagiar.

Porque mi madre trabaja en un hospital y corro mayor riesgo si la veo.

Porque por muy poca distancia que nos separe es peligroso salir de casa.

Por un virus.

Un virus que todos decíamos que no llegaba, que eso es de los chinos, de pa’llá.

Un virus que solo te da fiebre y dolor de cabeza.

Un virus que tiene al planeta incrustado en la tele, en la radio, en los periódicos, en las redes sociales.

Un virus que tiene los hospitales paralizados.

Un virus que tiene todos los supermercados abarrotados.

Un virus que tiene restaurantes, cines, parques, precintados.

Un virus que ha suspendido todos los eventos alrededor del globo.

Un virus que ha hecho que mi madre, hoy, se derrumbe.

Que se le quebrara la voz.

Que me hizo querer abrazarla con todas mis fuerzas a través del teléfono.

Que me hizo colgar porque tenía un examen virtual.

Que luego la llamaba.

Que mi abuela me pidiera una nota de audio porque extrañaba mi voz.

Que me obliga a escribir esto porque es la única vía de escape que tengo.

Parece surrealista.

Es surrealista.

Porque los actos tienen consecuencias.

Pero, ¿qué he hecho yo?

¿Qué hemos hecho los ciudadanos?

¿Qué ha hecho mi madre?

No es justo.

Pero quizá sirve para valorar.

Lo que tenemos.

Y sobre todo lo que no.

Que de todas las calamidades que llevo escuchando semanas,

de esas, me afecte escuchar a mi madre contenerse las lágrimas.

Que muchos hijos pasen el Día del Padre sin uno.

Quizás, cuando acabe todo esto, todo vuelva a la normalidad.

O mejor.

Que hayamos usado estas dos semanas, o cuatro, o veinte, para aprender, para mejorar.

Para ver que un llanto puede ser más fuerte que un virus global.

20.03.20