El mundo es más que una aventura

Contamos cuentos…

Por Paula Raquel Rodríguez Negrín

Saludos, soy Flynn, un conejo común normal y corriente, cuento esta historia, para recordar que la vida entre los animales no es tan fácil como parece. Al principio de la historia se decía que un gran Dios creó al rey de los conejos. Gracias a ello, los conejos pudieron empezar una nueva ruta que formaría parte de la historia.

Mis antepasados se comían toda la hierba que asomaba en las praderas, vivían muy felices en aquellos tiempos. El Dios, le otorgó a todos los animales un don; por ejemplo, al zorro le otorgó la astucia, al halcón garras afiladas, y a la comadreja velocidad. Estos animales tal y como los ves, se convirtieron en los “Evil”, nuestros más de 1.000 enemigos.

El rey de los conejos, pensando que había condenado a los suyos a una vida de terror, decidió buscar a fondo su don. Y el Dios de los animales lo bendijo. Pero no de la forma que él esperaba.

A los conejos nos dio una cola para confundir a los que nos persiguen, unas largas patas para que podamos huir y nos agrandó las orejas para que podamos oír a nuestros 1.000 enemigos a kilómetros de distancia. Le dijo que todo el mundo sería nuestro enemigo y que nos matarían si lograsen alcanzarnos, pero solo si lo logran. A ti que cavas, escuchas y huyes, Príncipe Conejo, se astuto e ingenioso y tú pueblo nunca será destruido.

Ese fue un nuevo comienzo en nuestras vidas, en las vidas de los conejos. Pero no todo fue tan fácil, con el paso de los años se introdujeron en el mundo unos seres raros y misteriosos llamados humanos. Cada cosa que veían, la destruían. Prados, hierbas, colinas, árboles, y mucho más.

No solo eran malvados, sino que no tenían compasión. Todo lo que hacían era dañino y perjudicial para el medioambiente.No nos quedó otra opción sino que, como le habían dicho a mis antepasados, debíamos ser astutos e ingeniosos y nunca destruirían nuestro pueblo, así que lo fuimos…

Todos los conejos nos separamos por distintas partes del mundo, creamos madrigueras, comida y hogares para nuestros hijos. Yo vivía con mi hermano y mi madre. En una madriguera. Todos los días intentando sobrevivir, escapando de nuestros 1.000 enemigos. Hasta que un día vimos un cartel en el que decía que iban a construir un gran hotel en nuestro prado. Intentamos impedirlo, créanme, pero era imposible, no mostraban ni un símbolo, o signo, de compasión.

En ese día, todos nos pusimos de acuerdo en que vimos una increíble señal, que nos haría seguir luchando, seguir siendo inteligentes y astutos, que no deberíamos rendirnos. El constructor jefe llevó a su hija al trabajo, ella vio algo en nosotros que le pareció tierno, fue increíble. Le dijo a su padre que ni pensaran en construir en aquella zona. Que era demasiado importante. Aquella colina era maravillosa, llena de frutos, hierba, y un amplio terreno para los nuestros, donde levantamos madrigueras y lugares para recogernos en las tormentas. Esa colina era como la de nuestros sueños y pasó a llamarse la «Colina de los sueños», un mágico lugar intocable para los humanos.

Por eso, me pareció muy importante contarte a ti esto. Recuerda que la vida de los animales nunca es tan fácil como parece, que dentro de cada uno de nosotros hay un lado de terror, y si quieres llegar a ser mejor persona, ayúdanos cada día más. Ayúdanos a sobrevivir. También quería recordar que nosotros, los conejos, hemos cumplido nuestro propósito. Que siendo inteligentes, astutos, estando juntos y en familia, hemos llegado hasta el día de hoy sobreviviendo.

FIN