Coronavirus, visto desde un punto de vista filosófico

Por Noelia Martín, alumna de Historia de la Filosofía, 2º de Bachillerato

No podemos evitar en estos momentos de pandemia, escuchar por los medios las palabras coronavirus o COVID-19. Actualmente es el tópico más tratado, viniendo de la deplorable situación mundial con respecto a este agente patógeno, que se ha hecho un hueco en la vida de todos los humanos a escala mundial. En Europa, todavía nos estamos deshaciendo del impacto de la primera oleada de este virus, bajo las repetidas amenazas de brotes en todas partes, igualmente prestando mucha atención a la segunda oleada que puede llegar en el otoño o que ya casi ha llegado. Además, la situación que provoca la COVID-19 puede complicarse por la coexistencia con otros virus, como los que provocan el resfriado común o la gripe.

Sin embargo, esta no ha sido la única pandemia que ha afectado de manera considerable a la humanidad. Si echamos la vista atrás podremos encontrarnos con varias enfermedades que causaron problemas en tiempos más cercanos al origen de la sociedad. Entre estas patologías podemos encontrarnos la peste bubónica que tuvieron que sufrir varios filósofos y gracias a sus escritos en esas épocas, podemos comparar su situación a la nuestra, comprobando y confirmando así, que ambas situaciones eran bastante similares, por no decir iguales. En estos días, las ideas de estos pensadores son particularmente esclarecedoras. Por ejemplo, Camus señaló que el estallido de una epidemia mortal nos hizo meditar sobre el tiempo. Por lo general, no percibimos su grosor, que es el abanico de posibilidades que contiene cada minuto. Sólo hay una forma de entender sus fructíferos resultados: «sentir su lentitud». La plaga hará que esta experiencia esté al alcance de todos, pero la incertidumbre y el miedo convertirán la lentitud en parálisis y estancamiento.

Las cuarentenas, las zonas cerradas, las fronteras delimitadas… esta situación hace que haya que reconsiderar muchas cosas. Juan Arnau cree y expresa el concepto que se cuestiona hoy denominado cosmopolitismo, formado por Descartes. En los últimos siglos, importantes pensadores como Kant lo han debatido, negándolo, o como Leibniz y Hume defendiéndolo y practicándolo de alguna manera. En la actualidad, al toparnos con bastantes fronteras cerradas, es una de las disputas que ha perdido su esencia.

En las pandemias hay diversos puntos de vista sobre cómo va a cambiar esa enfermedad, que tantas dificultades ha proporcionado a la humanidad, a la sociedad de la época. Para el filósofo alemán Markus Gabriel esta epidemia de coronavirus afectará de forma positiva a la moral de la sociedad. Ve esta crisis como una preparación para el cambio ecológico, ya que cuando esto ocurra, miles de millones de individuos fallecerán en los próximos siglos, provocado por la verdadera crisis ecológica.

Sin embargo, el célebre pensador Albert Camus, mientras vivía la epizootia de la peste bubónica, creía que la epidemia más grave no es biológica, sino moral. En una situación de crisis, se expone lo peor de la sociedad: desunión, egoísmo, inmadurez, falta de racionalidad… Pero también cree que emerge lo mejor, ya que siempre hay personas bondadosas que sacrifican su propio bienestar para cuidar de los demás. En el caso de Albert Camus, su novela ‘La peste’ ha adquirido gran importancia en estos duros tiempos de pandemia, ya que sus reflexiones y pensamientos vividos durante la gran plaga de peste negra, se pueden replantear en esta epidemia de la COVID-19. Esta novela trasciende de su marco temporal y geográfico, haciendo que se pueda plantear y usar como ejemplo a escala mundial casi un siglo más tarde, ya que, como fue mencionado anteriormente, sus alegaciones son muy esclarecedoras en esta crisis universal.

Otras reflexiones que pueden ser bastante útiles, durante esta pandemia, pueden ser las que proporcionó Lucrecio mientras sufría la peste. El mensaje de Lucrecio es que la muerte no debe preocupar a las personas, porque una vez que alguien muere, nunca volverá a sufrir y, por supuesto, no será juzgado por ningún dios ilusorio.

A pesar de toda esta situación tan inusual, debemos mirar todos los acontecimientos desde una perspectiva positiva, debemos aprender de lo que ha pasado en el confinamiento. Como dice Victoria Camps, una gran filósofa que ha alzado su voz para dar su perspectiva sobre la COVID-19, “nada debería ser igual, deberíamos recordarlo, aprovechar cómo nos estamos comportando». Debemos usar lo que está sucediendo y cómo nos comportamos en esta situación para saber qué estamos haciendo de carácter positivo. Lo primero que debemos hacer es recordar todo esto y saber cómo usarlo en el futuro. Hemos estado todos colaborando y tomándonos en serio el confinamiento y hemos visto resultados completamente positivos. Esto demuestra que, cuando todos trabajamos en conseguir algo, va a ser muy difícil que los resultados sean opuestos a los buscados. Hemos dejado de lado el individualismo para comenzar a laborar a fin de conseguir un objetivo común, la mejora de la salud de la población. Este espíritu de ciudadanía que se está dando últimamente gracias al confinamiento dado por el estado de alarma, debe continuar aunque volvamos a una nueva realidad.