Texto de la 2ª Finalista Nacional «Carta a un militar», Paula González, en el Curso 2019-2020

«ASUNTO: Ejército, gracias por cuidarme»

Querido soldado, cabo, teniente, sargento, capitán, hombre o mujer militar, no importa qué cargo o grado tengas, ni tu género, porque mi propósito con esta carta os incluye a todos. Sí, tú, el que estás leyendo esto, este mensaje va para ti y tus compañeros. Llevo meses, años, siglos, decidiendo qué decirte y cómo enviártelo, y al final ya lo he hecho. Por eso, te escribo este correo electrónico. Internet nos une. Nuestro Ejército está inmerso en el mundo del Siglo XXI, para construir y velar por el bien, hacer un mundo más global desde lo tecnológico.

En mis 4.543 miles de millones de años, mi superficie ha variado muchísimo. He visto cómo os volvíais cada vez seres más perspicaces y os aumentaban los deseos por explorar todos mis rincones. ¡Qué genial idea fue la de inventar en 1860 una embarcación capaz de navegar bajo mis aguas, a la que denominasteis submarino! ¿Te imaginas cómo sería la vida sin haberlo inventado? ¿Logras entender todos los grandes adelantos de los que hoy no dispondríamos, si desde las Fuerzas Armadas no se hubiese dedicado tiempo a la investigación?

Hubo una época en la que teníais ganas de verificar la hipótesis de la existencia de otros planetas como yo, así que, al cabo del tiempo, creasteis un cohete para poder realizar esta misión y responder a la gran duda de la humanidad. Con ello, inventasteis un traje espacial bastante sofisticado, si se me permite opinar. Ahí ya empecé a darme cuenta de que, sin las innovaciones militares, el resto de seres humanos, habitantes del mundo, y españoles, estarían bastante desorientados: no sabrían qué hay más allá de mí; o las maravillas que se esconden bajo lo que solían ser mis cristalinas aguas o mis oscuros adentros y recónditos lugares.

Sí, has leído bien, he usado el “pretérito imperfecto del indicativo” para referirme al mar, “solían”. Verás, hay personas que me maltratan o abusan de mis propiedades. Por ello estoy enfermando; cada vez la sensación de estar envenenada se hace más fuerte. Parte de mí está en llamas, otras zonas se hunden y mis bellas zonas blancas de fría nieve se están convirtiendo en agua.

Entonces, me enteré de que tenéis una base en la Antártida, llamada «Gabriel de Castilla», donde además de investigar áreas como la medicina para que podáis seguir viviendo, os preocupáis por mí y os centráis también en el cambio climático. Al igual que con el buque de investigación oceanográfico «Hespérides», con el que el Ejército ha dado otro impulso hacia su desasosiego por la climatología.

Desde aquí me siento más aliviada porque gracias a todos estos años de innovación, personas como tú han hecho cosas maravillosas y sé que puedo daros mi más sincero agradecimiento por vuestro impecable trabajo y confiar plenamente en que lo seguiréis haciendo igual de bien, como siempre. Gracias a ti, sé que no me voy a apagar, que aún podréis habitarme por muchos millones de años más. Ejército eres mi aliado de la innovación.

Simplemente, gracias por luchar por mí.

Atentamente, una fan de tu trabajo, la Madre Tierra.